DE LA MAR Y EL CAMPO

DE LA MAR Y EL CAMPO


De la mar y el campo.
De la mar y el campo.

Sus manos desnudas
sudor en los labios
cuerpos que se agrietan
al pasar los años.

Que cada jornada
con una sonrisa
en sus pétreas caras
de obscuro carisma
trabajan sus cuerpos
pelean con el sol
entre sus camisas.

¡Ay! Del jornalero
que dura su vida
destripa la tierra
con tal alegría
que su cruda pena
de cavar por vida
cantando cantares
desnuda su ira.

Manos que se aferran
al sueño marchito
cada vez más lejos
más que el infinito
de que aquella tierra
que labró por años
al año siguiente
se la fueran dando.

Marcha jornalero
se te acabó el día
vuelve ya a tu casa
te espera familia.

Más, de la tristeza
de ojos sin vida
una voz que clama
de furia de ira
de espanto profundo
de saber que un día
su familia pobre
no tendrá comida.

¡Señorito! rico
¿no ve que mi vida
depende de usted?,
¿no ha visto mi alma,
mí cuerpo,  mi sed?

En la madruga
en fila de a uno
será el capataz
quien forme sin más
y sin preguntar:
de cuanta familia
cuenta ya tu hogar.

De vuelta a casa
de madera vieja
chabola que año tras año
promete cambiar
por digna casita
con agua con gas
más el tiempo pasa
todo sigue igual.

Ya dentro en la casa
¡Por fin, un día más!
cocina, baño, cama
en la misma sala.
Sus hijos le abrazan:
¡ha vuelto papá!
¡ha vuelto papá!
su mujer prepara
algo de cenar.

Jubilo en la casa
ganas de llorar
¿qué será de ellos
al pasar mañana?
no quiero que dejen
su piel en los campos.

Se cierra la noche
las doce en la esfera
la mujer y el hombre
sientanse a la mesa
sus manos le coje
le mira a los ojos:
¿Qué te pasa paco?,
Me pasa la vida
como un gran arado
me consumo en vida
no tengo esperanza
no veo salida
temo que se acabe
uno de estos días
trabajo, futuro y vida.

De la mar y el campo.
De la mar y el campo.


De la memoria del hombre
rudo, áspero, aguileño
que se agolpa
sobre un timón viejo, mojado
con sus manos fuertes, de piedra
y su mirada rota, perdida.

Recuerdos que a su desgracia
le da un hálito de vida
se acuerda cuando jugaba
de niño, con sus hermanos
no tendría ni tres años
y recuerda que lloraba
que a su madre desmayada
manos de gente amiga
la ayudaban
su vida quedó marcada
cuando en un grito de angustia
sintió que papá no estaba.

¡Mi padre! ¿Dónde está?
pregunta con ansiedad
con la rabia de saber
que la mar le arrebataba
lo que el más deseaba.

Padre  lloré por ti:
Ruge el marino impotente
sabe que va a morir
y se aferra a su recuerdo
en la galerna infinita
por segundos le da vida.

Recuerda  a sus compañeros
con caras de espanto y miedo
arrastrados por las olas
por la borda ya salieron.

Uno queda en la cubierta
aplastado, roto, muerto
por el mástil de su barco
por un mástil grande y viejo.

En su mente se le agolpa
su vida de forma tonta
la tristeza, lloran sus ojos
de los años que no pocos
diera su vida a la mar.

Nunca pudo hacer
nada de lo que el quería
y recordando a su viejo
decidió irse a la mar.

Mil tormentas ha pasado
mil sufrimientos, mil pesadillas
por los que se fueron ya
y por saber que algún día
misma suerte correrá.

Lloró de pena al saber
que llorará su mujer
su madre, sus pobres hijos
“lloro de rabia también
porque no les dejaré
nada con que ellos vivan”

Llora y revienta en su llanto
un llanto de pesadilla
de impotencia por saber
el dolor de su familia.

La galerna se acrecienta
y aferrado a su timón
grita de desesperación
“¡Padre, espera, voy en tu busca!

El barco desaparece
poco a poco, sin remisión
el marinero tosco y fuerte
sabe de su perdición.

Maldice su mala suerte
chilla su pena y dolor
la quilla ya se ha inclinado
y el aferrado al timón
en unos segundos…..
                                 nada.
No le queda ni recuerdos, ni rencor
no le queda ni esperanza
el mar ya se lo tragó.

De la mar y el campo.
De la mar y el campo.

Marinero y jornalero
de la mano de dios van
no les preguntó sus nombres
al verles juntos llegar
les lavó los pies con llanto
y con tristeza en los labios
les invitó a pasar.

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