Creación del mundo

Vino, al parecer, el mundo
del pensamiento inconsciente
de la sonrisa agria del eterno
de un fulgor lacerante de su mirada

No hubo gesto, ni lamento
No utilizó sonido, ni instrumento
No usó el barro azul del firmamento
No esculpió, ni imaginó su fruto

Una rodaja de su luz
cayó escaleras abajo
de lo más profundo
de su cuarto de juguetes

Y se escurrió sin proponérselo
por una rendija de la tarima
que recorre el camino de su cielo

Cuando dios se dio cuenta,
parte de él, ya abrió
mil maravillas bajo el cielo
y vio que era bueno
y lo bendijo bajo sus justos pies.

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