UCERO

Hay que probar en la vida
el placer de estar contigo
beber de tu sabiduría
es digno de profetas
rezumar de la noche sincera
y temer ,siempre, la noche del pobre.

Hay que tener valor para nombrar
el apellido infernal que desborda
de aromas, la mesa de mefistófeles
de jericó, de david, del príncipe
de una noche encantada
en cualquier lugar que es aquel
aquel donde la luz se hace rocío
para adular tus pensamientos
para tener en vilo la vida
para sustentar sin fin
el amor de una cúpula
digna de dioses
que al final se temen
se odian, se maldicen
y en compungidos ritos
bendicen sin necesitarlo
la vida que por doquier brota
a la sombra de un buen vino tinto
Y al final….
la compañía, lo más importante
aunque un poco de sabiduría
a todos nos viene bien
en cualquier momento
no es un poema en si
es una manifestación prosaica
del sustento del día
amen de otras sintonías
que pueden tener en la vida
la influencia, mejor, la decencia
de ser la arista cortante de
una sonrisa a flor de piel
en el volcán,
casi siempre rojo de tu boca
amada y adulada por los que,
más que adular,
enternecen el camino a nuestra muerte
y perecer no es sin embargo
una tormenta perezosa que se asiente
sobre cualquier corazón
dispuesta a procrear la divina
sabiduría del terrón dorado,
de flor manifiesta en un terrón de azúcar.
Por fin siento el telar de hada
de Ariadna y puedo decir
desde lo más profundo
de las cavernas ocultas
de mi universo y sentir
una docena de flores oscuras
y terrosas sin pasión ni color
por eso un amigo siempre tiene
el delito de sentir por ti
de ser sin ti y querer más cosas
de las que tú alguna vez
quisiste sin pasión.
El amor no es cosa de una sola persona
son dos, son las almas unas
que se manifiestan en un sonoro silencio
de bailes sin movimiento
que sonríen sin caras
y perduran sin tiempo
y al final nada,
de los gritos de júbilo
por un amor nuevo
por un amor desierto
cuando en el polvo de la arena
no estés ni tú, ni siquiera
un hálito de tu alma.