Me llamas de madrugada

Me llamas de madrugada
como la boca de un ángel
susurrante
evoca la alborada
pensamiento que ilumina
rocío, copo en los árboles
me llamas y yo contesto
con manojos de pétalos
sobre tu almohada de seda
pluma blanca que permanece dormida
mientras tú
desvistes tu cuerpo en tus sueños
peinas despacio el rumor
blanco de las olas
y preparas, dulce
aquel desayuno que tantas primaveras
tomáramos, el uno de la boca del otro
degustando con pasión las primeras luces
el secreto, rojo, del nuevo día
y el espejo roto, que no dormido,
de mis sueños.

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