La ermita
La ermita
tan alta y lejana
oigo su sonoro respirar
una sombra en lontananza
¿un mensaje?¿una llamada?
Quiebra lo natural
un sendero de piedra y flor su pasillo
entre robles robustos, florecientes
que ahogan, al sur, sus lamentos
Cruz, al parecer, clavada
en el azul del atardecer
Un silencio razonable
que traspira densa nostalgia
para caminar con dios
se hacen precisas las almas
Desnudas sus paredes
sus bancas y su entrada
¿La ermita está vacía?
¿Es su razón la calma?
Cruzándose las manos
de sombras, entre las zarzas
descansa allí en el monte
sin espera de nada
pues, su vacío es
cara de dios pintada.
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