EL LIMOSNERO
Debajo del paraguas
viejo
el viejo
surca las charcas
sucias
de la calle.
En un rincón
abandonado
le vi sentado
y su sombrero
viejo
en su rodilla coronando
ha colocado
el viejo
Su rostro
de tristeza sonriente
¿miente?
sus ojos
jamás se apagan
en su pobreza
obscura
Tiende la mano
vieja
y con la otra
una oreja
se rasca con desenfreno
Una limosna
le ofrezco
sonríe
y en su piel arrugada
me muestra
su dentadura gastada
en una sonrisa
mediocre
pero sonrisa.
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