Sangre oscura recorriendo
blanda, débil
la cuarteada arteria
de la ciudad hundida
en mi cuerpo
blanda y sucia
como festín de cuervos
que degüellan a sus anchas
despojos de jóvenes muertos
que solapan su hirviente
glotonería con el desmedido
griterío
que a su antojo reparten
entre el campanario de
mi hígado roto
y el valle profundo de mí
cerebro
sangre oscura, sangre que
recorre la cuarteada acera
de mi barrio, en mi pié quieto.
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