Tranquilo e inmutable (sobre El caminante 37 )

Me asomo tranquilo, inmutable
al espejo pétreo del día,
desde su colina más alta
descubro inquebrantable
la realidad pálida
la dulzura imprecisa
a veces, devastadora
que columpia
en un movimiento imperceptible
el suave vals que brinda
mi estructura aúrica
luz y más luz, conectada, sin reflejos
a otros seres que se desconocen
que fundan su saber
en personalidades perecederas, falsas,
descomponiendo en corpúsculos
descoloridos y siniestros
el traje vigoroso e irisado
con el que venimos al mundo
Me asomo,tranquilo, pero, triste,
con lágrima,más, en profunda paz
Vivo el momento
buscando la vibración exacta
que me acerque a otro ser
para entonar, juntos, en colores
la canción pura y templada
respirando al unísono
la esencia que somos “Amor”.

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