¡Qué prisas!

¡Qué prisas!
Hormiga detrás de un corazón roto
por ahogar un graznido de angustia
en una bolsa de papel
¡que prisas!
por llegar siempre a tiempo
de morir como el cuervo
¡que prisas!
Si, estas muerto,
y sigues con tus prisas
de cerebro cafeinado de alma
perdida que no encuentra cobijo
en el dintel del paraíso
a la espera insólita de su apertura.

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