Dos poemas breves de Amor

Quise tocar el cielo
pero, el cielo contesto
“acaso tú me dejaste
tocar la piel de tu amada”
Yo le contesté que no
por ser piel más delicada
que el cielo que toco yo.


Nada de ti es moderado,
desde tus bellos ojos
tu pelo, tus labios rojos,
al movimiento de tus caderas
que marcan en mi el ritmo
de un cálido atardecer, húmedo
arrancando de mi interior
el deseo más sensual, íntimo.
Te quiero

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