¡Joder! ¡Qué sobrio!

¡Joder! ¡Qué sobrio!
llego al descanso
y….
¡Mira tú!
La caja encendida
¡Llorando estaba ella!
¡de pena, de angustia!
¿Para qué me encendéis?
Dice marchita
Si luego en mí ponéis
barro e injurias
maldicientes todos, absurdos
y soliloquios de basuras desenterradas
de laberintos socialessexualespsiquiatricos
¡Y yo, aguantando todo esto!
¡que alguien me apague!
¡que corten mi enchufe! ¡Piedad, piedad!
¡Me ahogo en este lodazal!
Y tú, no me apagas

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